Compositor y director de orquesta francés
- Autor de la música del Himno Nacional del Ecuador.
- Obras: ¡Salve, oh patria!, Pour une damme...
- Género: Piano, dirección de orquesta
- Padres: Serafín Neumane y Margarita Marno
- Cónyuge: Idálide Turri
- Hijos: Nina, Rosa, Zoilo Ricardo
- Nombre: Antonio Neumane Marno
- Nacionalidad: Francesa y alemana
Antonio Neumane nació el 13 de junio de 1818 en Córcega, Francia.
Hijo de los alemanes Serafín Neumane y Margarita Marno.
Cursó estudios de música en la Universidad de Música y Arte Dramático de Viena, Austria.
En 1834 se mudó a Milán, Italia, donde fue profesor de música. De regreso a Austria en 1837, se casó, enviudando pocos años después y contrayendo matrimonio con Idálide Turrí, soprano italiana, en Turín.
Condecorado por el emperador Fernando I de Austria por la composición de algunos arreglos para la cantante María Malibrán.
Tras recorrer varios países de América como director de la orquesta de una compañía de ópera, arribó a Ecuador en 1841, país donde se radicó junto a su esposa y donde nacieron sus hijos. En 1852, tras regresar de Europa, se estableció definitivamente en Guayaquil, ciudad en la que fundó una Academia de Música.
A inicios de 1866, y a solicitud de la Cámara del Senado, compuso y escribió las partituras del Himno Nacional del Ecuador, basándose en los versos del pintor, escritor y político Juan León Mera.
Una de sus obras más reconocidas es Pour une damme.
La documentación correspondiente a la mayoría de sus composiciones se perdió en el Gran Incendio de Guayaquil de 1896, aunque algunas obras sobrevivieron a la catástrofe, tales como Nocturno para Fagot, La suite ecuatoriana o Perdón.
Reclamado por el presidente Gabriel García Moreno, con cuyo apoyo fundó el 28 de febrero de 1870, el Conservatorio de Música de Quito, del que fue primer Director.
Antonio Neumane falleció de infarto el 3 de marzo de 1871 en el Conservatorio de Música, siendo sus restos trasladados de Quito a Guayaquil para ser depositados en la Plaza San Francisco, donde fueron destruidos por el Gran Incendio de Guayaquil en 1896.
Himno Nacional del Ecuador antiguo
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CORO
Salve oh patria mil veces oh patria!
¡Gloria a ti! (2 veces)
Ya tu pecho, tu pecho rebosa,
gozo y paz ya tu pecho rebosa,
y tu frente y tu frente radiosa
más que el sol contemplamos lucir.
ESTROFAS
I Indignados tus hijos del yugo
que te impuso la ibérica audacia,
de la injusta y horrenda desgracia
que pesaba fatal sobre ti,
santa voz a los cielos alzaron,
voz de noble y sin par juramento,
de vengarte del monstruo sangriento,
de romper ese yugo servil.
II Los primeros los hijos del suelo
que, soberbio, el Pichincha decora,
te aclamaron por siempre señora,
y vertieron su sangre por ti.
Dios miró y aceptó el holocausto,
y esa sangre fue germen fecundo
de otros héroes que atónito el mundo
vio en tu torno a millares surgir.
III De estos héroes al brazo del hierro
nada tuvo invencible la tierra,
y del valle a la altísima sierra
se escuchaba el fragor de la lid.
Tras la lid, la victoria volaba,
libertad tras el triunfo venía,
y al león destrozado se oía
de impotencia y despecho rugir.
IV Cedió al fin la fiereza española,
y hoy, oh Patria, tu libre existencia
es la noble y magnífica herencia
que nos dio el heroísmo feliz.
De las manos paternas la hubimos,
nadie intente arrancárnosla ahora,
ni nuestra ira excitar vengadora
quiera, necio o audaz, contra sí.
V Nadie, oh Patria, lo intente. Las sombras
de tus héroes gloriosos nos miran,
y el valor y el orgullo que inspiran
son augurios de triunfos por ti.
Venga el hierro y el plomo fulmíneo,
que a la idea de guerra y venganza
se despierta la heroica pujanza
que hizo al fiero español sucumbir.
VI Y si nuevas cadenas prepara
la injusticia de bárbara suerte,
¡gran Pichincha! prevén tú la muerte
de la Patria y sus hijos al fin
Hunde al punto en tus hondas entrañas
cuanto existe en tu tierra, el tirano
huelle solo cenizas y en vano
busque rastro de ser junto a ti.